{{"Ahi va uno de los prototipos de Dios. Un mutante ni siquiera reconocido por la producción en masa. Raro para vivir y escaso para morir."}}

13 mayo, 2012

Tarnished Angels

¿Sabes quién yace muerto en el fondo del lago? El hijo de un médico rural de Ohio, que se negó a seguir los pasos de su padre porque era un hombre del siglo XX. Era un chico que se coló bajo la tienda de una guerra lejana, sólo porque ya no le interesaban las motos y los coches. Porque sentía pasión por la máquina voladora. No conocía más bandera ni más enemigo que la muerte. Cuando acabó la guerra se convirtió en héroe a su pesar. Él no pidió los confetis y las banderitas. Y huyó de todo ello. Estuvo perdido hasta que descubrió esos pilones. Esos tres huesudos dedos de la muerte que se alzan de la tierra esperando hacerle caer en picado. Y persiguió a esos pilones de costa a costa. Canadá en verano, México en invierno. Los cuatro viviendo con una sola maleta y un solo abrelatas. Y no buscaban dinero, ni tampoco la gloria. Porque la gloria duraba hasta la carrera siguiente. Era un hombre conquistado por la máquina de volar. Y eso no es todo. Abandonó cualquier ambición terrenal. Hogar, familia y amor. ¿Por qué? Porque en su fuero interno sabía que un hombre sin sangre en las venas tenía que caer… antes o después. Y Roger Shumann cayó. La noche anterior a caer en el lago… cayó tan profunda y duramente por culpa de la máquina de volar… que el aceite de motor escapó de sus venas. Y su corazón, cargado de vergüenza, volvió a bombear sangre. Cuando dobló el último pilón era algo que creyó que nunca volvería a ser. Un ser humano. Sólo murió porque pensó en los seres humanos que podía matar si aterrizaba en la pista. Entre ellos se hallaban una mujer y un niño cuyo amor finalmente había aceptado. Una esposa y un hijo por quienes quería traicionar a la máquina voladora. Y ésta le traicionó a él. Murió con una muerte de héroe. Y merece nuestras lágrimas. Así que lancen suavemente la tierra en su tumba. Quítense el sombrero. Inclinen la cabeza. Y lean con respeto su epitafio:
“Aquí yace Roger Shumann. Hermano del desconocido hombre prehistórico que por primera vez montó un caballo para recorrer el horizonte.”

No hay comentarios: