{{"Ahi va uno de los prototipos de Dios. Un mutante ni siquiera reconocido por la producción en masa. Raro para vivir y escaso para morir."}}

02 noviembre, 2008


Si supieras cuánto te necesito a veces. Lo mucho que me duele que no estés. Si escuchases mi llanto por las noche… ¡Si hasta casi puedo palpar mi necesidad de vos! La puedo tocar, sentir, oír. La oigo llorar gritando tu nombre, atormentándome. Los recuerdos afloran en mí, son más de lo que puedo soportar. Son demasiado fuertes.

Quisiera saber dónde estás, si te acordás de mí. Si aunque sea recordás lo mucho que te amé. Seguramente no. Debés estar ahora en los brazos de alguna otra. En los labios de otra. Rozando su piel con la yema de tus dedos, haciéndola estremecer como lo hacías conmigo… ¿Te querrá ella? ¿La querrás vos?

Miro por la ventana y veo el Sol. Se ríe de mí, de mi desgracia. La ilumina. No la deja ocultarse, no la deja escapar. Necesito de la lluvia, de la oscuridad. Necesito que me escondan. Necesito que la lluvia me pegue fuerte en la cabeza y me despierte a la realidad. Para dejar de soñar con cosas que no van a suceder. Para dejar de soñar con tu regreso, mi felicidad. Para dejar de vivir en utopías; en fantasías que nunca lograré alcanzar.

Perdí las esperanzas hace tanto tiempo ya. Mi necesidad de vos es más grande de lo que nunca creí. Pero es tiempo de convivir con ella, de dejarla impregnarse en mí, de volverla una con mi cuerpo. De ignorarla.

Pero ¿Cómo hago? Quisiera morirme, desgarrarme, partirme, olvidarme, desterrarme, aislarme, dormirme y ya no despertarme. Deseo matarme, pero ni siquiera tengo el valor suficiente para terminar conmigo.

No soy nada. El tiempo y tu ausencia me han convertido en un ente. Olvidé tantas cosas. Ya no sonrío ¿Sabías? Desde que te fuiste que no lo hago. Tampoco he vuelto a escribir. Me recuerda demasiado a vos. He aprendido a quemar las horas frente a la computadora, diciendo estupideces, soñando con verte ahí, lejano pero real.

Camino por el centro y en cada cara creo verte; en cada esquina me sorprende la sensación de que voy a encontrarte, a chocarte… ¿Cuándo se abrió tanto la distancia que nos separa? ¿Cuándo se volvió tan grande esta maldita ciudad?