{{"Ahi va uno de los prototipos de Dios. Un mutante ni siquiera reconocido por la producción en masa. Raro para vivir y escaso para morir."}}

27 marzo, 2010

Es curioso cómo la vida pasa, las cosas cambian y todo sigue igual.—

Dos mil nueve. Más de ochenta crisis de autoestima y un miedo descontrolado a fallar. Un año. Alrededor de cincuenta mensajes de texto suyos. Unas cinco tardes juntos que para él no significaron nada y para mí eran el mundo. Dos noches escuchándolo dormir a través de una pared. Un viaje del que infructuosamente me quisieron editar. 365 días. Veintiocho entradas en el blog. Una cuenta de facebook y cientas de horas de vicio. Tres sombreros, cuatro colores de pelo diferentes y un nuevo par de anteojos. Dos modelos y una mención de ONU. Doce meses. Diez períodos menstruales. Dos meses de peleas y una supuesta reconciliación que de todas formas no duró. Dos amigas menos [probablemente más, pero no me acuerdo ni me importa]. Tres esmaltes negros, uno rojo y uno fucsia. Dos salidas del closet. Muchas horas. Setenta películas. Tres proyecciones de “Milk” y un intento de seguir sus pasos. Un encuentro-debate y una bandera que va contra la estética del parque cívico. 56 encuestas. 52 semanas. Dos capítulos de The Tudors. Un amor sin puerto alguno, una guerra de histerias y quién sabe cuántos sueños recurrentes. 84 Cds pintados de plateado y 84 de negro. Millones de segundos. Tres amistades nuevas [y unas cuantas que crecieron]. Tres encuentros inesperados con el chico igual a Gonzalo. Dos dietas y casi cuatro kilos bajados y subidos en el medio. 222 cosas en la lista de 500 cosas sobre mí que nunca acabé. Una máquina de escribir, dos corbatas, una polaroid y un par de ray ban. El cadáver de un secreto que quedó guardado en el armario y una sonrisa tatuada sobre las lágrimas. Dos mil diez. Cuatro capítulos de mi novela listos y editados. Una semana en la playa con amigos para que pudiese disfrutar de todo aquello que ya se me estaba yendo. Dos sesiones con la psicóloga de DAMSU [y dos más con la de la escuela]. Cuatro amigos que ya no están [y dos que ya ni sé]. 308 mensajes de texto. Dos personas que de repente ya no me hablan. Tres meses. Una ecografía. Diecisiete pastillas anticonceptivas. Una lady-cartuchera. Aproximadamente veinte [casi] ataques de pánico y unas tres contemplaciones de suicidio. 86 días. Trece libros que esperan a ser leídos [y uno que hace meses que está a la mitad]. Un picnic por el mismo amor. Dos vestidos nuevos. Doce semanas. Un amor que no para de doler y un inicio de cuadro depresivo que no parece amainar. Cinco entradas y una amenaza en el blog. 2.064 horas [tal vez un poco más, acaso un par menos]. Una gothic, una noche en la alameda y una muy mala fiesta de disfraces. Doce bidones de Citric y unas quince botellitas de Paso de los Toros. Muchas peleas con mis viejos. Una responsabilidad civil ignorada y una culpa constante que no me deja vivir. Dos pruebas de italiano y una de inglés. Dos películas en 3D, dos clases de cine, un libro encargado en Yenny’s que no sé cuándo me dignaré a comprar y una nota a Dora. Unas ganas locas de irme a la mierda y un miedo enfermizo a fracasar. Seis, siete, ocho mareos. Diez tardes ocupadas solamente en dormir. Un ovario de menos de tres centímetros con un quiste de más de seis. Dos reinas de la Vendimia escrachadas y casi cuatro mil folletos repartidos. Una organización acabada y resucitada. Tres limados. Cien pesos en el buzo y todavía queda plata por pagar. Una necesidad loca y exacerbada de conseguir un trabajo. Dos películas de Campanella vistas y 31 capítulos de Cold Case grabados sin ver. Cinco días para pintar cuatro paredes. Dieciséis notas en el facebook y cuatro textos empezados y jamás terminados. Unas diez personas interesantes conocidas y unos veinte pelotudos a los que no quiero ver nunca más. Un imbécil al que me prometí que iba a matar y un par de ojos celestes casi grises a los que que me juré hablarle. 107 días para cumplir dieciocho y el sentimiento de que ya nada va a cambiar. Miles de lágrimas y este vacío adentro que ruega que alguien le diga que existe la vida después de este infierno.

12 marzo, 2010

Todo eso que queda sin palabras entre los dos.—

¿Será cosa mía o es verdad que tus ojos se chocan con mis ojosalgo queda sin decir?
[Ya estoy harta de tu histeria compitiendo con la mía para ver quién gana en esta guerra declarada entre mi orgullo herido y tus pocas ganas de crecer.]