{{"Ahi va uno de los prototipos de Dios. Un mutante ni siquiera reconocido por la producción en masa. Raro para vivir y escaso para morir."}}

20 julio, 2009

Confesiones de un corazón confundido.

Angélica nació hace ya diecisiete inviernos y unas cuantas lunas. Tiene ojos grandes, mirada triste y una sonrisa que parece agarrada con pinzas y que le sorprende que todos crean real. Lleva las uñas pintadas de negro, con el esmalte saltado y los bordes irregulares de tanto comérselas. Es por la ansiedad que no ha aprendido a controlar todavía. En su pelo se amontonan los distintos colores que el tiempo ha ido marchitando como sueños de otra vida que se marchan dejando sólo una franja muerta y desprovista de color. Se reconoce adicta al té y se ríe porque sabe que las casi siete tazas diarias están afectando su sistema nervioso. No sabe mucho de olvido o esperanza, pero conoce a fondo la indiferencia, el fracaso, la frustración, la tristeza y el rechazo. Ella no cree en Dios, en ángeles, en brujería, reencarnación o almas gemelas. No cree en la felicidad, el destino ni los finales felices. No le gustan los finales. Los odia. Tampoco cree en los “para siempre”. Piensa que cada vez que aparece un “para siempre” es para encubrir un “hasta nunca”. Tantas veces oyó lo mismo, tantos amigos vio desaparecer en las fauces de estas dos palabras. Porque ella admite que sólo le teme al fracaso y al olvido. Le aterran. Su simple insinuación la desequilibra. La trastorna. No hay nada más que pueda dejarla en vela noches enteras. Nada más que la aterrorice de esa manera. No existe otra cosa que la haga desfallecer y la deje sollozando de rodillas. Y los odia por eso. No le gusta caer, no le gusta rendirse ante la desesperación. Detesta sentirse débil. Y eso es precisamente lo que siente esas noches cuando cae al suelo con la cara entre las manos, creyéndose una tonta.

Angélica ama el arte. El cine, la música y la literatura son sus debilidades. Escucha The Rolling Stones y Pink Floyd; lee los libros de Stephen King y Agatha Christie [y los de Harry Potter, los cuales devora una y otra vez] y enloquece con Tim Burton en cualquiera de sus expresiones. Sueña con ser algún día la mitad de lo que él es. Quiere dirigir una película así como las suyas; oscura, compleja, con estilo, buena. Es probablemente su mayor ambición, sólo comprable con la ilusión que guarda de ver algún día publicados todos esos papeles sueltos donde garabatea sus sentimientos e inventa historias que le gustan más que la suya. Hace rato que Angélica decidió que lo que quiere y le gusta es el arte. Hizo un curso de danza y la escuela le obligó a abandonar. Pero se prometió que algún día va a volver. Es su materia pendiente, su sueño a realizar. 

Ella es catalogada de loca y rara. Y admite que lo es un poquito. Decididamente es distinta. Y se nota en la forma en que habla, se mueve, piensa o calla. En la manera en que apoya los ojos en la nada y se pierde. En su modo de sentir las cosas; crudo, descarnado, extremo. En la facilidad con la que rinde un examen sin haber tocado un libro del tema [y no porque sepa, sino porque no le importa]. En la rapidez y fluidez con la que puede sostener esas retorcidas ideas que tiene y esos ideales que defiende hasta que se le acaba la voz. En la capacidad que tiene para hacer suyas historias que no le pertenecen hasta terminar llorando con cada fantasía que experimenta. Porque ella no lee libros ni ve películas. Ella los vive. Los hace parte de sí y después le duele dejarlos ir. También se evidencia su desemejanza del resto cuando camina. Va lento, hablando consigo misma, mirándose los pies. Se detiene a observar cosas normales que ante sus ojos cobran nuevos matices. Hasta se viste diferente a los demás. Colores oscuros, maquillaje fuerte y muchos accesorios. La señalan en la calle por eso. Porque Angélica no nació en un lugar que le guste o en el que encaje. No. Ella viene de una ciudad chiquita que se hace pasar por más y a la que odia. Es originaria de una sociedad de montaña con todas las letras. Cerrada, conservadora. Una pequeña ciudad donde todos lucen parecido y piensan igual y lo distinto está mal visto.

Ella tiene amigos, pero ya no sabe cuáles son de verdad. Le mienten, la decepcionan, la olvidan, la abandonan, vuelven, la traicionan. La gente entra y sale y ella sigue igual. Sin inmutarse. Sin sentir nada. Sin llorar. Hace tiempo decidió que quería dejar de llorar. Que sería fuerte. Que no volvería a caer. Y lo consigue. O al menos la mayor parte del tiempo lo logra. Eso de ser fuerte no es una pose, no pretende que los demás lo crean. Ella admite que puede ser muy débil. Admite que a veces se esconde debajo de las frazadas de su cama, al borde del colapso. No desmiente que las películas le hacen llorar y que leyó pocos libros con los que no haya terminado sollozando. Lo acepta, pero no lo muestra. El resto lo sabe, pero no lo ve. Y si no se ve todavía existe la posibilidad de que no sea real. Y es precisamente eso lo que ella quiere. La duda. La incertidumbre. Porque todo en su vida es así. Real a medias. Sus amigos, sus anhelos, sus palabras, sus deseos, sus amores.

Angélica tiene un amor al que tacha de imposible. Mientras, lo sigue soñando. Ella quiere gritarle lo mucho que lo quiere, pero no se anima. Sabe que si lo hace él la rechaza y ella lo pierde. Lo mira día tras día. Hablan, se juntan, se ríen. Pero no busca más porque no lo hay. Entiende que hacerlo sería una pérdida de tiempo y un malgasto de suspiros. Comprende que así sólo lograría herir más su ya maltrecho corazón.

Ella vive a su modo, cuando puede. Cuando la dejan. Habla un poco a los gritos de cosas que se supone no debe hablar. Expone sus ideas sin preocuparse demasiado por las susceptibilidades ajenas. No opina de religión para no lastimar a los demás [Pero hay veces que le importa muy poco eso y se destraba. Y ahí hay que escucharla despotricar. Odio a la Iglesia Católica. La aborrece. La culpa de tantas cosas. Angélica se define como judía conversa y lo siente mucho más de lo que lo dice]. Si no va a la escuela duerme muchas horas del día y pasa las noches en vela. Le gusta mucho la noche. Se siente mejor en su soledad, su oscuridad, su silencio. No le asustan, porque sabe que ella puede combatirlos. Es más fuerte y más grande que el miedo.

Angélica sufre, miente, finge, sueña. Caza frases, recuerda gestos, inventa conversaciones, conserva imágenes, anexa canciones, confunde fechas, imagina futuros. Es una chica complicada. Un alma inestable. Una mente desequilibrada. Un corazón confundido.

12 julio, 2009

Ryan Ross, ése fue el peor regalo de cumpleaños de mi vida


Now I'm of consenting age to be forgetting you in a cabaret.

Somewhere downtown where a burlesque queen may even ask my name

As she sheds her skin on stage

I'm seated and sweating to a dance song on the club's P.A.

The strip joint veteran sits two away

Smirking between dignified sips of his dignified peach and lime daiquiri


[And isn't this exactly where you'd like me

I'm exactly where you'd like me, you know

Praying for love in a lap dance and paying in naivety]


{{Just stay where I can see you

Douse the lights!

We sure are in for a show tonight}}


I'd chime in with a "Haven't you people ever heard of closing a goddamn door?!"

No, it's much better to face these kinds of things with a sense of poise and rationality.


Is it still me that makes you sweat?

Am I who you think about in bed?

When the lights are dim and your hands are shaking as you're sliding off your dress?

Then think of what you did

And how I hope to God he was worth it.

When the lights are dim and your heart is racing as your fingers touch his skin.

I've got more wita better kissa hotter toucha better fuck

Than any boy you'll ever meet, sweetie you had me

Girl I was it, look past the sweat, a better love deserving of

Exchanging body heat in the passenger seat?

No, no, no, you know it will always just be me


Come save me from walking off a windowsell

or I'll sleep in the rain.

Don't you remember when I was a bird

and you were a map?



Picking up things we shouldn't read,

Looks like the end of history as we know,

It's just the end of the world.


Back to the street where we began,

Feeling as good as lovers can, you know,


Into a place, where thoughts can bloom,

Into a room where it's nine in the afternoon ,


{[The ink is running towards the page

Chasing off the days

Look back at both feet and that winding knee

I missed your skin when you were east

You clicked your heels and wished for me

Through playful lips made of yarn

That fragile Capricorn 

unraveled words like moths upon old scarves

I know the worlds a broken bone

But melt your headaches, call it home]}



She said she'd won the world at a carnival

[...]

But who could love me?

I am out of my mind

Throwing a line out to sea

To see if I can catch a dream


Things are shaping up to be pretty odd

Little deaths in musical beds

So it seems I'm someone I've never met


Things have changed for me, and that's okay

I feel the same, I'm on my way, and I say

Things have changed for me, and that's okay…


((When the sun found the moon

She was drinking tea in a garden

Under the green umbrella trees

In the middle of summer


So he said, "Would it be all right

If we just sat and talked for a little while

If in exchange for your time

I give you this smile?"


So she said, "That's okay

As long as you can make a promise

Not to break my little heart

Or leave me all alone in the summer."))


Well he was just hanging around

Then he fell in love

And he didn't know how

But he couldn't get out


Allow me to exaggerate a memory or two

Where summer's lasted longer than

Longer than we do

Where nothing really mattered

Except for me to be with you

But in time we all forgot

And we all grew

[...]

You've never been so divine

In accepting your defeat

And I've never been more scared to be alone

If love is not enough to put my enemies to sleep

Then I'm putting out the lantern

Find your own way back home 


Innocence. 

Sunk the glow and drowned in covers, 

send for all your absent lovers things. 


Go on, 

grab your hat and fetch a camera. 

Go on, film the world before it happens. 


Give me envy, give me malice, give me your attention
Give me envy, give me malice, baby give me a break
When I say shotgun, you say wedding
Shotgun, wedding, shotgun, wedding

Hey moon, please forget to fall down

Hey moon, don't you go down


Ryan Ross y Jon Walker abandonan Panic at the disco 

=(